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Mejor di CUERPO CUBIERTO CON CINTA ADHESIVA, no teipeado

Un rasgo estructural que hace de la obsoleta «nota roja» un enfoque periodístico inaceptable si lo que se pretende es construir una sociedad democrática, es su abordaje tenebroso y hasta grotesco de escenas del crimen, accidentes, desastres y, en general, tragedias humanas y sus víctimas. En la cobertura noticiosa de conflictos, delitos y violencias los periodistas policiales y judiciales tenemos obviamente la responsabilidad de informar a la comunidad, pero eso no equivale a producir un daño a quienes protagonizan los hechos ―mucho menos si son víctimas―, afectando, encubriendo ni por supuesto contribuyendo a que sean afectados sus derechos humanos. Si insistimos en el uso de expresiones como «Encuentran cadáver teipeado en San Francisco del Oro» [El Diario de Juárez, julio 22, 2013] o «fueron localizados los cuerpos de dos hombres con la cabeza teipeada» [El Universal, junio 8, 2010], no solo reproducimos y diseminamos el lenguaje delincuencial, sino que banalizamos sucesos trágicos. Además, ya en términos de eficacia periodística, siempre será más perdurable una historia capaz de lograr empatía entre la víctima y el público, que aquella que entra en detalles tan escabrosos como innecesarios. En suma, evitemos «teipear», prefiriendo palabras y descripciones respetuosas, sin importar que sean más extensas. En todo caso, al seleccionar estas palabras o expresiones lo esencial es prever el impacto que podrían causar en la familia y otros seres afectivamente cercanos a la víctima.